Hoy en día, las fabricaciones a gran escala y los bajos costes de producción de países menos desarrollados, hacen que podamos encontrar en el mercado millones de artículos a precios increíblemente bajos.
Lo que nos incita a un consumo inconsciente, provocado por una publicidad engañosa que pretende cubrir nuestras insatisfacciones con una compra innecesaria.
Todo ello nos hace creer que así seremos más felices, pero ¿Nos hemos parado a pensar en las consecuencias de un consumo de estas características?
DIFERENTES TIPOS DE CONSUMO
Antes de nada, debemos explicar que existen tres tipos de consumo que están muy relacionados entre ellos.
-
Consumo ético. Hacer un consumo racional y responsable. Cuando vayas a comprar, escribe una lista de lo que realmente necesitas. Si te ves en el impulso de comprar algo que no estaba en tu lista, pregúntate ¿Realmente lo necesito? ¿Para qué me va a servir?
-
Consumo social o solidario. Los bajos costes de producción de los productos que consumimos en el primer mundo, son la consecuencia de sistemas de producción y mano de obra muy barata, lo que afecta directamente a las condiciones sociales y laborales de las personas que trabajan en países en origen de desarrollo.
Lo primero que deberíamos plantearnos es ¿Son dignas? ¿Hay niños trabajando para estas empresas?
Por ello, es interesante comprobar si los productos que compramos se producen cerca de dónde vivimos o en caso contrario, si disponen del Sello de Comercio Justo, lo que nos indica que todos los miembros de la cadena de producción han tenido condiciones adecuadas.
-
Consumo ecológico. Se centra en la protección del medio ambiente y en la reducción, la reutilización y el reciclaje.
Debemos cuestionarnos: ¿Los efectos ecológicos de este tipo de industria son positivos o negativos para nuestro ecosistema? ¿De dónde procede la materia prima que utilizan? ¿Qué procesos utilizan para obtener estos materiales?
Que los recursos no son ilimitados, lo sabemos hace tiempo ¿Debemos esperar a que se produzca algún tipo de desastre ecológico dónde ya no nos quede tiempo de reacción?
¡Es momento de pasar a la acción! Ser conscientes de que podemos cambiar el mundo a través de las elecciones de compra que hacemos a diario.
¿Y cómo podemos hacerlo?
CONSEJOS ÚTILES
Aquí tienes algunos pequeños consejos que te pueden ser muy útiles:
1. Infórmate. Intenta averiguar que tipo de empresa hay detrás del producto para conocer su política y valores y rechaza todos aquellos productos que no casen con tus propios valores.
Un buen consejo es que te informes de la procedencia de los productos que vas a comprar para conocer si su composición es sostenible, tipo de fabricación, con lo que todo ello implica (ahorro energético, contaminación…).
2. Piensa de forma racional. Muchas veces caemos en la tentación de un consumo de “pronto moda”. Es cierto que es más barato, pero… en vez de comprarte varias prendas ¿Podrías plantearte comprar sólo una, aunque sea más cara, cuya procedencia sea más cercana y dónde el material y el gasto del transporte energético sea más sostenible?
3. Busca alternativas. Comprueba la calidad de los productos que compras para que tengan una larga vida, apostando así por la sostenibilidad.
Si realmente deseamos que nuestros hijos puedan disfrutar de este precioso planeta tal y como nosotros lo hemos conocido, debemos comenzar a proyectar pequeños cambios en nuestros hábitos diarios, cosas sencillas que no nos supongan ningún esfuerzo.
Somos nosotros como seres individuales los que podemos provocar ese cambio de creencias, desde dentro hacia afuera, y transformarnos en una sociedad de consumidores responsables tanto a nivel humano como ecológico.
Sólo así, conseguiremos satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones.
Un poquito de muchos, puede generar una suma muy grande.
